jueves, 22 de agosto de 2013

CON CAPRICHO ESPAÑOL Y J. S. BACH

Los meses de mayo y junio han sido uno de esos momentos en la vida donde el reto se entremezclaba con el deseo de consecución, donde los imponderables se entrelazaban con la satisfacción de estar inmerso en aquello que, si bien te aportaba un cierto grado de presión, te fascina y motiva, que te aporta energía tras la culminación de las metas, a veces fortuitas, pero que al final y al cabo, son las que se te habían planteado.

Esa semana empezó fuerte, con un recital del Dúo en el Conservatorio de Écija, dentro de su Semana Musical de Primavera, con obras de Schumann, Kreisler, Debussy, Ravel y Dvorák, entre nuestros habituales Albéniz o Falla. Un bello concierto que contó con un público muy joven y en el que disfrutamos mucho. Pero, al día siguiente, lejos de lo acostumbrado por mi, paladear la experiencia escuchando la grabación y preparar, de la crítica, el siguiente estirón, me zambullí de lleno en la dinámica de ensayos de la formación "Capricho Español", un proyecto ya consolidado en la ciudad de Córdoba dirigido por Alejandro Muñoz, profesor de la Orquesta de Córdoba, que aglutina a varias generaciones de estudiantes y egresados del Conservatorio Superior de Música de Córdoba y que, con ilusión y un formidable sentido de la disciplina y amor por la música, han creado un grupo que ofrece una altísimo nivel y que ya cuenta con un público cautivo que la sigue y aplaude en sus numerosas actuaciones.

El concierto sería ese mismo viernes y el marco, como acostumbra a decirse, era incomparable, del todo pertinente para la interpretación del concierto en La Mayor para violín y orquesta de cuerda del maestro de Eisenach, la Iglesia de la Compañía, y que a pesar de la notable competencia que suponía la final de la Copa del Rey, casi nada para nuestro contexto nacional, contó con no poco público. Muy de agradecer y una responsabilidad añadida ante la necesidad de devolver algo de la motivación que ofrecían los asistentes.

He de confesar que sentí unos nervios muy especiales toda esa semana, aquellos que he de reconocer hacía tiempo que no me asaltaban, y claro, se debían a las ganas y el deseo de no defraudar a mis alumnos y ex-alumnos miembros de la formación, a los que, además de apreciarles enormemente en lo personal, se llega a querer y respetar en lo profesional, y toda mi intención era poder sumar con la máxima calidad a mi alcance en lo que es un proyecto que están levantando con tanto esfuerzo.

El concierto llegó y al salir al estrado sentí un enorme río de energía que me subió de pies a cabeza, pleno de felicidad por ese momento, con unas de mis obras preferidas, rodeado de gente que vivía la música con pasión y con unas terribles ganas de disfrutar, y eso hice, y eso hizo la orquesta, y eso hizo el público con toda seguridad a tenor de su reacción final. Pronto publicaré, con permiso de la orquesta, algunos fragmentos de lo grabado, ya que me siento muy feliz con el resultado.


Mil gracias a Capricho Español, una semana inolvidable, un concierto emotivo para mi y, sencillamente, deseando volver a trabajar juntos. Un abrazo.