Nos asaltan con frecuencia numerosas reflexiones acerca de los nuevos derroteros que la integración de los Conservatorios Superiores Españoles en el nuevo espacio de educación superior europeo (EEES), atendiendo a numerosos aspectos de una realidad que, cuanto menos, es poliédrica. Observamos nuevos retos desde la necesaria definición legal y administrativa de los centros, hasta la implementación de nuevos conceptos didácticos y de relación profesor-alumno, pasando por un infinito arco iris de problemáticas, novedades, protocolos y metas.
Todo ello -y no es mi objetivo en la presente publicación entrar a ofrecer mi opinión particular al respecto- en un contexto de incertidumbre y expectación que, cuanto menos, no genera sino dudas y temor acerca de la correcta puesta en práctica de todo ello.
Pues bien, nuestra visita a la Royal Scottish Academy of Music and Drama ha venido a ofrecernos una visión de energía y positivismo ante estos horizontes. Nos ha apasionado la vida interior de un centro que a modo de corazón único y simbiótico auna a cientos de personas en el anhelo de aprender y enseñar música.
Es por ello por el título que he presentado; hemos experimentado cómo el profesorado y el alumnado viven en la dedicación plena de la experiencia profesional que les une, cada cuál con sus atributos y todos con el máximo de esfuerzo. Aunque no es sobrante destacar, por parte de la instituciones responsables, la cantidad y calidad de los medios logísticos, humanos y económicos que se ponen en juego para que un centro de estas característica pueda ser lo que es, una referencia internacional que prestigia a su ciudad y a su país. Ojalá los vientos de aquello inunden nuestros precarios centros de estudios y, si esto es el EEES, sólo hay que pensar en que por fin la dignificación de las enseñanzas de Artes Escénicas será una realidad. Y si no trae consigo algo del mismo nivel, seguiremos siendo zagueros.
Desde el punto de vista artístico y docente, nuestra estancia ha sido increíble e inolvidable. La acogida del concierto-conferencia fue excepcional y calurosa. Las piezas de inspiración alhambrista llenaron la impresionante sala del RSAMD Concert Hall y el público nos arropó estimulantemente en las explicaciones acerca del estilo y de sus pormenores.
Los estudiantes mostraron, a su vez, un vivísimo interés en las clases magistrales. Autores como Falla, Albéniz y Sarasate sonaron en estudiantes oriundos de Escocia, Lituania, China, Canadá y Hungría. Creemos que no nos equivocamos si afirmamos que las lecciones fueron de muy alto valor tanto para nosotros como para ello y que, en la medida de nuestras fuerzas, la música española está un poco más cerca de espacios geográficos muy lejanos.
Debo de destacar el cariño y entusiasmo hacia nosotros mostrado por el Profesor Peter Lissauer, quien nos ha vuelto a abrir las puertas de la RSAMD para el próximo año, lo cuál es un reconocimiento a nuestro trabajo que recibimos horados y emocionados.
CON EL PROFESOR PETER LISSAUER
Un abrazo para nuestros nuevos amigos escoceses y hasta pronto.
